jueves, 31 de diciembre de 2009

Mis deseos para este 2010.

- Seguir de manera exitosa estudiando dos carreras.

- Equilibrar mi vida emocional con mi vida académica.

- Dar más amor a los que me rodean, no se sabe si mañana van a estar a nuestro lado.

- Dejar de pelear tanto.

- Dejar de tomarme las cosas tan a pecho.

- Dejar de aferrarme a cosas y dejar de sentir tristeza al perderlas. Comprender que todo es un ciclo, un aprendizaje. Nada es para siempre.

- Ser más humana y menos robot.

- Irme de vacaciones.

- Celebrar mi cumpleaños. Sí, nunca lo he celebrado, siempre me quedo en casa, la familia me trae tortas y “feliz cumpleaños”. Este 2010 quiero algo distinto.

- Este 2010 quiero vivir.

- Espero que todo lo que he pasado este 2009 me ayude a vivir mejor en el 2010.

- Que toda mi familia, amigos, conocidos y yo tengamos mucha salud.

- Este 2010 quiero tener esperanzas y querer algo, sentir la emoción de cuando en realidad amas algo, ese sentimiento bonito, que no hace daño. El sentimiento que sentí cuando ví a Pedro Castillo en concierto. Sentirme enamorada de la vida como lo estaba en ese momento.

- Los más importante: este 2010 quiero ser feliz =)

2009... mi resumen de este año.

Este año, sin duda, fue uno de los mejores pero también uno de los peores. Sí es la contradicción, por eso decidí dividir el año en dos partes: académica/laboral y emocional. La parte académica/laboral fue todo un éxito. Tome la decisión de estudiar dos carreras al mismo tiempo y, afortunadamente, todo hasta ahora ha salido bien. Sí, es cierto, es algo muy fuerte… pero hasta ahora todo bien y doy gracias a Dios por eso. Debido a mi empeño y a mi constante interés por ayudar, me ofrecieron trabajo en la coordinación del departamento de mi carrera en LUZ. Una de las mejores noticias de este año.

La parte emocional…todo un desastre. Perdí cuatro personas este año, dos de manera física, un tío y un abuelo, y dos de manera espiritual. Es decir, por diversas razones perdí su amistad/relación que mantenía con ellos. Sí, son ustedes, X y M. Eran súper importantes esas personas en mi vida. No sé cual de los dos tipos de desaparición es peor. Esas cosas hicieron que mi 2009 emocional resultara pésimo, triste, decepcionante. Eso hizo que este diciembre sea el peor diciembre. Por suerte, he conocido gente increíble a través de Twitter, que me han sabido apoyar en estos momentos y han estado ahí, haciendo este negro menos negro. Además de eso, pude fortalecer mi amistad con @imraff, gracias por soportarme, gracias por ayudarme. Gracias Rafa, Gracias chicos.

Agradezco a Dios por este año, por todas las cosas buenas y malas que me pasaron… las cosas buena quedan para el recuerdo y las malas/tristes que quedan como experiencia, aprendizaje.

Adiós 2009.

lunes, 28 de diciembre de 2009

sentarse y esperar.
Foto tomada por mí.

Esperar que algo pase, sin nosotros buscarlo. Si en algo nos caracterizamos es en buscar las cosas que deseamos hasta el cansancio, hasta el hastío, hasta conseguirlas. Por primera vez quiero parar la búsqueda y que ese algo me encuentre. Quiero dejar de buscar cosas que necesito y encontrar lo inesperado, lo que nunca soñé ni imagine. Llenarme de la adrenalina y curiosidad que te dan las sorpresas, lo extraño, lo desconocido. A veces hay cosas que no necesitas pero que te hacen muy feliz encontrarlas.

Sentarse y esperar. Esperar que algo cambie, en el mundo, en nosotros. Esperar que suene el teléfono, una llamada, un mensaje. Esperar por miradas de consuelo, miradas de perdón, miradas conciliadoras. Esperar aquella alineación de los planetas, esa que te haga manejar 10.000 km hasta a mí, que te haga atravesar y vencer los 10.000 km que nos dividen. Lo peor será vencer los 10.000 km mentales que nos alejan.

Sentarse y esperar. Esperar. Esperar pacientemente por un cambio, ese que le pueda dar algún sentido a tu vida, a mi vida, a nuestra vida.

A nadie le gusta esperar... pero sigo y seguiré esperando. Aunque muy probablemente “esperar” nunca nos lleve a ninguna parte.

martes, 22 de diciembre de 2009

- Descubrimientos #1.

Empezó a cantarme, claro, es un manipulador de nacimiento y sabía que me podía comprar con música: “kiss me, out on the bearded barley nightly beside the green green grass... swing swing, swing the spinning step, you wear your shoes and I will wear that dress...” ; “Don't know what you saw in me, Sometimes I want to be enough for you, Don't ask, Know that it's understood” ; “I was made to believe I'd never love somebody else, Made a plan stay the man who could only love himself, Lonely was the song I sang, til the day you came, Showing me another way, and all that my love can bring…” ; “Friends, lovers, or nothing, There can only be one. Friends, lovers, or nothing, We'll never be the in between, So give it up”.

Me ofreció millones de veces sus disculpas durante no sé cuántas horas hasta que las acepté…quizás lo hice para que dejara de hablar, en momentos como ese quería pausar el momento, darle a mute y no seguir escuchándolo, porque para mí, en ocasiones como esa, nada tenía sentido. Después de eso me quedé profundamente dormida.

Amaneció…y cuando, por fin, recuperamos la movilidad de nuestros cuerpos, de la nada sentí que me besaba, por primera vez, sin toque lascivo, sin toque irónico, burlón, sarcástico. Era algo mucho más sincero, mucho más profundo, algo que iba mucho más allá. En ese momento, de sorpresa y desconcierto, nos dimos cuenta lo que en realidad significaba estar juntos, día y noche, al despertar y al dormir, al hacer el amor y al leer un libro, al pelear y al sonreírnos. Nos dimos cuenta de lo realmente importante.

21/12
3:54am

Descubrimientos #1.

Foto tomada por mí.

Apenas y podíamos medio abrir los ojos. La brillante y molesta luz del sol a las 7am nos cegó por completo, aunque era invierno y se supone que el sol debe brillar menos. No sentíamos nuestros cuerpos. Intentamos mover nuestras piernas y cuellos pero era algo parecido a una misión imposible. Habíamos pasado toda la noche acostados en el piso frío de la parte trasera de la casa y estábamos congelados hasta las pestañas. Todo porque, como siempre, como todas las noches, terminamos peleando por cualquier cosa.

Al rato, con el aumento de temperatura, gracias al increíble sol de ese no común invierno, lo primero que pudimos mover fueron nuestras manos, nuestros dedos… fue cuando nos dimos cuenta que estaban unidas, que habían permanecido unidas todo la noche. Paulatinamente, recuperamos la movilidad de nuestro cuerpo y enseguida logramos mirarnos. Nos mirábamos, siempre lo hacíamos, no parábamos de hacerlo, las miradas no esconden mentiras, las mentiras que solíamos decirnos cuando peleábamos. Sólo nos mirábamos, a pesar de ser unos habladores de primera… pero es que definitivamente, ambos éramos distintos cuando estábamos juntos, completamente.

Aunque ya habíamos recuperado las fuerzas para movernos, levantarnos, irnos hacia el interior de la casa, tomarnos un chocolate caliente y empezar a trabajar, cada uno en su laptop, cada uno en lo suyo, ninguno de los dos quería moverse de ese lugar. Era como si una magia nos hubiera envuelto en ese lugar y momento y nos permitía ver un mundo más amable, menos amargo, más accesible. El “no podíamos” se convirtió en un “no queríamos” salir de allí… y ahí nos quedamos, recordando, cada uno a su manera, la forma en la que habíamos llegado hasta ese lugar.

Estábamos en la sala, discutíamos porque toda su vida era siempre el trabajo, mañana hacer planos, en la tarde modificar planos, en la noche revisar planos. Peleaba por un poco de atención, por un poco de amor, por un poco de valoración. Sí, así como lo hacen los nenes con sus berrinches, porque al lado de él me convertía en una completa bebé. Me hacía sentir como un objeto en ocasiones, también. Como siempre, negó todo lo que le decía, claro, porque él siempre tenía la razón. Lo dejé hablando solo, como lo hacía cuando se ponía así de necio, cuando no quería seguir hablando, peleando, cuando ya las fuerzas, ganas y paciencia para seguir se extinguían. Lo dejé hablando solo. No quería verlo. Quería estar sola y me fui a la parte trasera de la casa, me dejé caer sobre el piso frío. Siempre me ha parecido tan tranquilizante tirarme al piso a pensar en nada.

Él sabía lo sensible que era y que, seguramente, estaría tirada en el piso, llorando. Luchaba con su lado frío que lo hacía pensar “¿y a esta muchacha qué le pasa?” y con su lado humano “¿qué rayos he estado haciéndole? Como pude ser tan animal”. Pero ganaba la mayoría de las veces el orgullo, lo frío. A pesar de ello, fue hacia donde estaba yo, me vio tirada en el piso, se acostó a mi lado… lo único que dijo fue “miss u niña”. Cerré mis ojos y gire mi cabeza hacia el lado contrario de la suya… no dejaba de mirarme. Su orgullo estaba consciente del daño que él había estado ocasionándome a lo largo de 4 meses.